El presidente Javier Milei realizó la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso nacional donde repasó la herencia recibida, el rol de los políticos en el tratamiento de la ley Ómnibus y la convocatoria a un pacto de Mayo a los gobernadores de todo el país.

Algunas frases destacadas de la herencia

En la medida que auditamos la Administración Pública Nacional, y se van materializando algunos síntomas rezagados del caos económico que nos dejaron, vamos conociendo en mayor profundidad el tamaño de la crisis que heredamos. Una crisis que está presente en todas las dimensiones de la vida y de la sociedad. Tal vez, el indicador más descarnado de la herencia que hemos recibido lo conocimos recientemente, al haberse hecho público el dato de que cerca del 60% de los argentinos se encuentran por debajo de la línea de pobreza. 

Sin embargo, para algunos pareciera que la pobreza apareció de un día para el otro. Les comento que el salario real resulta de la productividad marginal del trabajo y que la misma viene dada por la acumulación del capital. Por ello, la tan mentada frase de combatiendo al capital atenta contra la inversión, produce el stock de capital por habitante y como consecuencia de ellos los salarios reales. 

Esta locura a la que nos ha llevado el populismo ha hecho que el salario promedio en dólares, al tipo de cambio paralelo, porque el precio es al que hay, sea de 300 dólares cuando en la década de los 90 había llegado a los 1.800 dólares, que expresado en moneda de hoy serían 3.000 dólares. Esto es, el populismo nos quitó el 90% de nuestros ingresos, creando un nivel de locura tal donde un tercio de los trabajadores formales son pobres. 

Esto es un dato desgarrador que revela crudamente la brutalidad de la herencia que hemos recibido, y los estragos que ha producido el famoso modelo del Estado presente, de ser el país más rico del mundo cuando abrazamos las ideas de la libertad, a ser un país donde 6 de cada 10 argentinos son pobres, mientras la mayoría de los políticos, como muchos de ustedes, son ricos. 
A esta tragedia de la pobreza, que se ha multiplicado por 10 en los últimos 50 años, se le suman como problemas adicionales deudas sociales y problemas profundos en todas las dimensiones de la vida argentina. 

Una sociedad con cifras récord de indigencia y que al mismo tiempo nunca en su historia repartió tanta asistencia social como ahora, donde buena parte de esa asistencia funciona como botín de guerra para organizaciones de izquierda que le roban la plata a quienes dicen defender y atenta contra aquellos que la producen. 

Una sociedad con un mercado laboral donde el sector privado formal se encuentra congelado, que producto de la rigidez y sus altos costos laborales, hace 12 años no produce un solo puesto de trabajo nuevo, mientras el empleo público y el trabajo informal son lo único que crecen. 

Y como si fuera poco, un sistema previsional quebrado, que cuenta cada día en menos ingresos en proporción a sus gastos, y que en los últimos 10 años incorporó casi 4 millones de beneficiarios sin aportes a través de moratorias que son una afrenta moral para todos aquellos que durante toda su vida cumplieron con su responsabilidad. 

El informe de situación de las 114 dependencias de la Administración Pública Nacional, realizado por la SIGEN y la Secretaría de Transformación del Estado, ha arrojado información alarmante, entre las que destaca una deuda con solidad de cerca de 3.000 millones de dólares en bienes y servicios impagos. 
Un Estado que no solo no controla, sino que lo que controla, lo controla mal. 
Diseñado no para cumplir sus funciones básicas, sino para generar un quiosco en cada lugar donde sea posible, para beneficio del burócrata de turno.